jueves 6 de diciembre de 2007

La X marca el lugar


A veces nos sentimos perdidos, deshauciados quizá. Buscando un símbolo de paz, depositando un poco de nosotros mismos en quienes por fortuna comparten nuestro transitar por los caminos de la existencia.

Hace ya unos años (al momento de escribir estas lineas son solo "unos"), al finalizar la jornada laboral, recorría a pie las calles del barrio porteño de Saavedra, desde la ferretería, lugar donde trabajaba en ese entonces, doce cuadras hasta mi hogar. Mientras acortaba esta distancia, muchas veces observaba la acera al caminar. Veia como mis pies daban un paso y luego otro, otro mas... y otro. Tomaba pequeñas fotografías mentales del momento estático de mi calzado al momento de quedar completamente apoyado sobre la vereda. Claro, esto ocurría en una fracción de segundo.
Este caminar karmatico producía en mi una suerte de efecto introspectivo que me llevaba siempre al mismo lugar... la certeza de la existencia, de mi existencia. Caer al corriente de mi propia vida y darme cuenta en profundidad que estaba aquí y ahora y podía "hacer".
Me sobresaltaba casi en el acto y perdía entonces esta conexión conmigo mismo.

Mirando el cielo una tarde de Noviembre de este año (2007), reposando la mirada en las nubes y en sus formas corpóreas, me vi sobresaltado nuevamente y rememoré las experiencias antedichas al encotrarme con una señal celeste. La X marca el lugar.